
El Estadio Nacional Rod Carew y unos 10 mil fanáticos fueron testigos de tan loable hazaña y de, por supuesto, regresar a casa el título de campeones a la altiva provincia. Chiriquí jugó (hoy) de local en el terreno enemigo, pero arropado de una gran fanáticada que en su mayoría viajó los 500 Km que separa a la capital de las tierras chiricanas.
Esta ha sido la serie de campeonato juvenil más disputada e interesante en muchos años, tomando en consideración que el béisbol mayor tiene más adeptos que la categoría juvenil. Parece que las cosas están cambiando para bien.
¡Viva su majestad el béisbol! ¡Viva Chiriquí!
¡Meto!
*crédito de foto: www.todosports.com
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